Los principios democráticos que sustentan nuestra propuesta, postulan una posición contraria a cualquier intento de cercenar la Autonomía Universitaria. Por eso defendemos el cogobierno universitario, donde estudiantes, egresados y docentes perfilan las políticas de nuestra Facultad y de la Universidad de la República, en aras de potenciar las posibilidades de creación del conocimiento en beneficio de nuestro pueblo.
Consideramos de plena vigencia los principios universitarios comprendidos en la Ley Orgánica de 1958, postulados democráticos centrales en el levantamiento estudiantil cordobés de 1918.
Entendemos que nuestra Universidad autónoma debe estar desligada de las relaciones funcionales a los gobiernos de turno. En todo el continente luchan sin tregua por alcanzar conquistas que en nuestra Universidad son realidad vigente.
El ex Rector Rodrigo Arocena intentó entregarle nuestros Principios Universitarios a un Parlamento que tenía un claro consenso monolítico contra la Autonomía y el Cogobierno de la Universidad, lo que quedó demostrado en los proyectos de la UTEC y la UNED. Hoy las condiciones son aún peores; con un gobierno de coalición de derechas, el Rector Rodrigo Arim mostró en su primer período de mandato, intenciones de continuar con la iniciativa arocenista, y declaró a los medios de prensa la “necesidad” de reformar la Ley Orgánica, cuando está claro que este gobierno no va a pensar dos veces antes de liquidar las garantías universitarias. No nos olvidamos de esas declaraciones y estaremos firmes frente a cualquier intento de entregar la Ley Orgánica.
La UDELAR necesita la firmeza de representantes que defiendan las garantías universitarias. Por eso, te pedimos tu apoyo.
Ahora bien, la autonomía universitaria no ha estado en peligro solamente con estos intentos de regalar la Ley Orgánica. También lo ha estado, por ejemplo, en la discusión sobre el ingreso del Hospital de Clínicas (HC) al régimen de Participación Público-Privada (PPP).
El Hospital de Clínicas atiende a la mitad de los afiliados al sistema público de salud y sin embargo no recibe un solo peso por FONASA, al que aportan todas las y los trabajadores y del que sí reciben cifras millonarias los privados. Este ahogo presupuestal obliga a la Universidad de la República a ser casi la única fuente de financiamiento del HC.
El chantaje que el Ministerio de Economía y Finanzas realizó en 2016 al paralizar un pago correspondiente al Hospital Universitario, derivó en la propuesta de injerencia privada como única alternativa de financiamiento del Hospital.
La propuesta del sistema de Participación Público-Privada implicaba la firma de contratos por años o décadas entre el Estado y empresas privadas para la construcción de infraestructura, en la que el Estado se comprometía a un tasa de ganancia del privado preacordada, más allá de eventuales coyunturas futuras,y como si fuera poco, dándole al privado el poder de decisión en la administración y operativa del servicio.
Nuestro Consejo de Facultad dio la discusión en su momento, para llevar al Consejo Directivo Central la postura de Humanidades. Las consejeras estudiantiles de la 21 de junio, delegadas del Centro de Estudiantes a este órgano, debatieron para que la Facultad llevara al CDC una postura en contra de la privatización y en favor un proyecto propio de la Udelar para refuncionalizar el HC, tal como proponía la FEUU.
Sin embargo, el Orden Docente, la Lista Compromiso Universitario del Orden de Egresados y el Decano, votaron en contra de la propuesta de la FEUU, y apoyaron “explorar” la privatización del Hospital.
Destacamos que el voto del Colegio de Licenciados de Humanidades fue en favor de la propuesta de los estudiantes, lo que aplaudimos enfáticamente.
Con largos debates a la interna universitaria y con manifestación pública y en la calle, logramos, primero revertir el posicionamiento de Humanidades, y luego derrotar el sistema de PPP, frenándolo en el CDC de la Universidad. Sin dudas, una victoria que se inscribe en las mejores páginas de nuestra historia.
El Hospital del Pueblo no nos puede ser indiferente a los egresados de Humanidades. Desde las tradiciones contrahegemónicas de pensamiento y debate social que son orgullo de nuestra Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, no podemos avalar la privatización de la educación y la salud, ni la intervención en el funcionamiento de un Hospital Universitario, autónomo y cogobernado, del Poder Ejecutivo y mucho menos de un privado.
Necesitamos representantes con reservas morales suficientes como para combatir el avance de las privatizaciones en la educación pública con Unidad y Principios Universitarios.
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